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Etapa 1 Vuelta al Calar de la Sima

Distancia: 25,34 Km \\\ Ascenso acumulado: 1229 m \\\ Descenso acumulado: 1208 m \\\ Cota mínima/máxima: 831 / 1826

 

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Perfil

 

Descripción del recorrido

          Se inicia el recorrido de la primera etapa del GR Los Tres Calares en el Vado de Tus, siguiendo la carretera en dirección suroeste. En la bifurcación, seguimos hacia la izquierda para cruzar el río Tus y llegar a la aldea de la Moheda en poco más de kilómetro y medio. En algo menos de un kilómetro abandonaremos la pista forestal por la derecha para ascender por una atractiva senda hacia Los Palancares, donde llegamos cuando hemos recorrido unos cuatro kilómetros. Llegamos a una pista forestal, que seguiremos hacia la izquierda menos de cien metros. Estamos frente a la Peña de la Cabeza, curiosa formación rocosa.

            Abandonamos la pista forestal, por una senda que sale por la derecha. Poco a poco la senda se va convirtiendo en un camino ancho. En unos seiscientos metros, un camino ancho se une al nuestro por la izquierda. Seguimos en la misma dirección. En un kilómetro de suave descenso –desde la Peña de la Cabeza- habremos llegado a la carretera A-65, que seguimos hacia la derecha para llegar enseguida a Los Prados. Cruzamos esta atractiva aldea, y salimos por una senda, en dirección sur. En poco más de medio kilómetro, llegamos a una pista forestal, que seguimos hacia la izquierda. En unos cuatrocientos metros, un camino ancho que viene de Arguellite llega a la pista por la izquierda; continuamos por la pista forestal, mientras dejamos a la derecha y en lo alto, sucesivamente, La Cuevecica, Rincón Gallego y Hoya Alta; para llegar al Cortijo del Rincón cuando hemos recorrido algo más de ocho kilómetros y medio. Cien metros antes del Cortijo del Rincón, un camino ancho, sale por la izquierda en dirección a Arguellite.

            En unos trescientos metros, desde Arguellite, un camino asciende por la derecha de la pista. Continuamos por ella. En algo más de medio kilómetro, llegaremos a un cruce importante: por la izquierda abandona la pista forestal, por una senda, el trazado del GR 66, de su etapa cinco, que se dirige hacia Plañel. La vuelta al calar de la Sima, sigue por la pista forestal, en mal estado, con muchas piedras, en suave ascenso, pues hemos de salvar más de setecientos metros pero en más de cinco kilómetros. A la izquierda vemos sucesivamente La Tobica, la Majada de las Mozas y Molata Chica.

            En kilómetro y medio, llegamos a una bifurcación: seguimos por la derecha. Un kilómetro más adelante, en una cuesta abajo, el carril finaliza. Llevamos recorrido doce kilómetros  y se pone fin a la tregua para comenzar a ascender en serio hasta llegar a la Peña del Corral de Piedra, ya en el Calar de la Sima. Es una especie de bifurcación, se coge la de la derecha, junto a un cercado para animales. Seguimos el camino ancho que asciende por el barranco del arroyo de Peña Palomera a la izquierda. En ciento cincuenta metros lo cruzaremos,  en una zona pedregosa y continuamos  ascendiendo en una curva hacia la izquierda. El sendero está bien señalizado con balizas de madera, flechas y marcas de pintura.

El camino es ancho, en continúa ascensión,  desemboca en una explanada pequeña y sigue por la derecha en una pendiente pronunciada. Es una especie de jorro que asciende bruscamente. A continuación, una bifurcación: Seguimos por la izquierda. Se mete el camino en un barranco, con resto de ramas secas, podas del monte, incómodo de transitar. El calar arriba, con la Peña del Corral de Piedra que nos guía. Dejamos el barranco, tomando una senda que sale a mano derecha y que asciende.

Ya hemos ganado cierta altura, y la senda se mete en una zona de rocas muy atractiva. La senda es clara y hay abundante marcas de pintura. Las vistas del valle a la izquierda son impresionantes. En estos momentos, se nos ocurre felicitar a los promotores del GR, por que el trazado es muy atractivo. Casi en el calar, nos sorprende una bandada de pájaros volando a ras del suelo, con ruido que impresiona. La senda, en la parte alta del calar, antes de llegar a la plataforma, tiene un atractivo espectacular. Se transita entre rocas, por lo que hay que tener precaución. Es una etapa de “alta montaña” con mucha piedra suelta, escasa vegetación arbórea y vistas del valle abajo impresionantes. Casi en el calar, una fuente con un tornajo de madera.

Notamos la fuerza del aire característico del calar. La llegada al calar es por un barranquillo, es muy rocoso, una preciosidad. Vamos por una vaguada, ya en el calar, entre  la Peña del Corral de Piedra, a la derecha, y Peña Palomera, a la izquierda. Al llegar al cortao, en lo alto del calar, encontramos una valla que seguimos hacia la derecha. Las vistas de Las Camaricas, abajo, a la izquierda, son impresionantes. Seguimos en dirección norte , llevando el cortado a nuestra izquierda. Y siguiendo el límite de los términos municipales, para llegar a Torca Honda.

En la plataforma, muchas piedras. El camino está marcado por montones de piedra que nos guían a modo de hitos. En lo más alto, llegamos a una especie de repecho o morro o cocota. El Mentiras a la derecha, con sus casi 1.900 metros y una valla a la izquierda. Seguimos en dirección norte. Las piedras se hacen más abundantes, como la pendiente es mayor, es preciso extremar la precaución. Desde la morra, el camino es descendente y transita junto a la valla, unas veces más cerca y otras más lejos.

En doscientos cincuenta metros desde la morra, llegamos a un rincón vallado (la valla sigue hacia la derecha, en ángulo recto) junto a un árbol. Estamos en el Puntal de las Víboras. Saltamos la valla y seguimos hacia la izquierda. Se baja ahora más bruscamente, en dirección a un montón de piedras y un hito de madera del sendero, en dirección noroeste.

Tras unos mil seiscientos metros de continuo descenso, en una explanada, llegamos a las trazas de dos ruedas que cruzamos. En poco más de cien metros, llegamos a la Sima, tras 3.250 metros de calar, desde el collado de Peña Palomera. La sima es una garganta, una cavidad profunda, de paredes verticales. Imagino que es producto de un proceso kárstico de la roca calcárea. No se ve el final. Es atractivo. Hemos recorrido unos diecisiete kilómetros y medio. Nos solazamos, disfrutamos de las vistas y regresamos siguiendo dirección noreste para pasar primero entre los Cerricos de la Lobera y los Corralizos, y luego entre Las Ericas y Las Cañadicas.

Desde la sima se sigue una senda. En poco más de doscientos metrosse llega a un camino ancho, que seguiremos hacia la izquierda.  Como comprobamos –estamos a finales de octubre-, es una zona  de riqueza micológica interesante. Más adelante, encontramos una verja con la puerta abierta. En poco menos de un kilómetro, un camino se une al nuestro por la izquierda. A los 1750 m. de la sima, llegamos a un prado muy bonito, con una construcción  de piedra – El Cuco-. Llegamos a un carril que seguimos hacia la izquierda  y que nos lleva al Cortijo de Pradomira.

Sorprende la cantidad de helechos. Es un helechal, a la izquierda. Algo secos ya. En unos trescientos metros, arriba a la derecha, en las rocas, un aprisco. El camino, en una curva a la izquierda, desciende y nos metemos en una zona de pinos. En el camino las pruebas de ganado vacuno y equino. En otros trescientos metros, llegamos a una bifurcación: a la izquierda se sigue al cortijo de Pradomira. A la derecha, bajando, llegaremos a Collado Tornero en unos tres kilómetros. En doscientos metros,  llegamos a otra bifurcación: seguimos hacia la derecha. En ciento cincuenta metros, llegamos al manantial de Pradomira. Seguimos descendiendo.

Estamos en el Camino de los Voladores, entre el Estrecho del Diablo y el Puntal de Collado Tornero. Transitamos plácidamente durante un kilómetro, hasta que, en un momento dado, el carril, al llegar a un barranco, en una zona de helechos y juncos, se convierte en senda. Y seguimos la senda. Reaparece el carril, pero lo cruzamos y seguimos por la senda de bajada. La senda zigzaguea, en continúo descenso, es muy atractiva. Nos deleitan las vistas del valle del río Tús. Al fondo en lo alto, el calar del río Mundo. Cruzamos un vallado, cuya puerta está abierta, al lado de un barranco. El camino tiene muchos cortes por el agua, hay que intentar seguir la bajada más cómoda, evitando los atajos del agua. En unos mil doscientos metros, desde el inicio de la senda, pasamos junto a los restos de la Tinada de Eulogio, a la derecha.

            Seguimos por la senda medio kilómetro más, para llegar a Collado Tornero. Es un atractivo pueblo. Al poco de pasarlo, cruzamos sobre el barranco del caudaloso Arroyo de Collado Tornero. En doscientos metros pasaremos –por un puente- sobre el río Tús, dejándolo a nuestra derecha. Medio kilómetro más adelante, llegaremos a una bifurcación: por la derecha, por un puente sobre el río Tús con barandillas de madera, viene el trazado de la etapa cinco del GR 66 y el inicio de nuestra vuelta. Seguiremos por la izquierda, para llegar, en menos de ciento cincuenta metros, al Vado de Tús, principio y final de esta más que interesante Vuelta al Calar de la Sima, de más de 25 kilómetros.

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